viernes, 14 de septiembre de 2018

La fisura Laki, en Islandia, y la Revolución Francesa

En junio de 1.783 una tremenda erupción en el sistema volcánico islandés de Grímsvötn, abrió una fisura en la corteza terrestre denominada Laki, de 25 kilómetros de longitud con 130 cráteres diseminados a lo largo de su superficie.

En los ocho meses siguientes desde el inicio del episodio volcánico, Laki expulsó cenizas y gases sulfurosos que alcanzaron altitudes cercanas a 15.000 metros, emitiendo a la atmósfera unos 8.000.000 de toneladas de ácido fluorhídrico y 120.000.000 toneladas de dióxido de azufre.
Con el paso de las semanas, la erupción fue reduciendo su explosividad y aumentando el flujo de lava basáltica. Se estima en más de 14 kilómetros cúbicos la colada de lava expulsada por el conjunto de cráteres, a alturas comprendidas entre los 800 y 1.400 metros.
La erupción de Laki comenzó siendo de tipo freatomagnética, denominación que recibe cuando se produce la interacción del magma con una masa importante de agua, en este caso filtrada desde un glaciar cercano. La contracción térmica resultado del rápido enfriamiento del magma provocó la erupción explosiva y la consiguiente liberación a la atmósfera de gases y cenizas.
En Islandia unas 10.000 personas fallecieron como resultado de las condiciones medioambientales que siguieron al episodio volcánico, lo que representaba 1/5 parte de la población total de la isla. Los gases tóxicos y las cenizas envenenaron la vegetación y los cultivos, que a su vez mataron al 80 % de las ovejas y a más de la mitad de las vacas y caballos. En esta situación, miles de personas no pudieron soportar las condiciones de un invierno especialmente severo –el más riguroso que se recordaba- y murieron principalmente de hambre.
Las grandes erupciones volcánicas se caracterizan por la repentina transformación de las condiciones atmosféricas. Esta fase es seguida de un periodo en el que los diversos factores climáticos procuran devolver el equilibrio natural al medio. En las primeras etapas de adaptación es frecuente la aparición de fenómenos bruscos, con una acusada inestabilidad climática que puede prolongarse por espacio de varios años.
En este contexto se especula que la sucesión de periodos de graves sequías, granizadas e intensas heladas que asolaron Francia a partir de 1.784 y que culminaron en la demoledora campaña agrícola de 1.788 estuviesen relacionadas con este proceso.
Al grave descenso de la producción agraria sobrevino la escasez de alimentos y el aumento de los precios de los artículos de primera necesidad. El segmento social más perjudicado fue el de los campesinos. La vida miserable que arrastraban no les eximió de seguir pagando impuestos al Estado y a las clases privilegiadas: el clero y la nobleza. La aparición de la hambruna generalizaría situaciones de muerte por inanición. El malestar y la tensión acumulada por los campesinos son considerados como uno de los principales factores desencadenantes de la Revolución Francesa de 1.789.

 
 
 
 
 

 


 
 
 



 
 
 
 
 






 
 
 


 

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